domingo, 5 de agosto de 2012




Ese día estábamos mis amigos y yo, ellos con ganas de salir y yo de dormir, insistieron tanto que acepté.
Estábamos en la fiesta, yo sentado y ellos bailando, hasta que la vi, vestida como doncella, una chiquilla muy carismática, que se acercaba justo al lado mío. Ella andaba sola, yo me voltee y le pregunte si quería bailar, ella muy tímida acepto. Bailaba como una diosa.
Cuando se hizo tarde me dijo que debía irse, le
pregunte si la podía acompañar, insistió en que no fuera pero al final accedió. Caminamos de la mano a un lugar que no conocía, era el cementerio, nos detuvimos en la puerta, y me lo confesó. Yo no lo podía creer como una princesa como ella podría ser algo tan tenebroso….
Desde entonces nunca volví a saber de ella, iba al
cementerio todas las noches para ver si me podría juntar otra vez con ella.

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